"Tenemos un superavit fiscal primario de $108 millones enero-mayo y 44 millones aproximadamente de superavit fiscal financiero. Pretendemos cumplir con la meta fijada de 264 millones de pesos de superavit primario para 2009 en tanto y en cuanto se cumplan las previsiones en materia de trasferencias de jurisdicción nacional, es decir coparticipación y otras transferencias y tengamos la capacidad de resolver el problema desde el punto de vista de las erogaciones".
En buen criollo y días antes de las elecciones, Capitanich no ocultó las fuentes de financiamiento, ni la falta de un Plan B. Ni fue necesario agregar que los límites de la autonomía chaqueña, como los del resto de estados provinciales, se barajan en mesa de varios croupiers.
Pero lo que aquí se plantea no es la respuesta del funcionario, acostumbrado a términos financieros que devienen en ecuaciones indescifrables para el común de los mortales. Me pregunto cuánto sabemos escuchar los trabajadores de medios, qué disposición tienen los periodistas, qué capacidad los comunicadores para saberse/nos nexos entre la verba del mandatario y el oído menos entrenado.
La desinformación, la falta de preparación profesional de la que adolecemos se traduce en un mensaje de mismas características. Así, si el criterio es mínimo y el conocimiento breve, no puede ofrecerse sino un discurso confuso y distorsionado.
A estas alturas ya sabremos quién es un periodista, comunicador o trabajador de medios mal informado y mediocre. Que sí lo sabemos! No los oyen gritar frente al micrófono? Acaso no los ven incisivos, (agresivamente incisivos diría) con un entrevistado del que nada saben y en búsqueda del gran público consumidor de escándalos?
En 1945, la Federación Internacional de Prensa sostenía que "La prensa es libre cuando no depende ni del gobierno ni del poder económico o financiero, sino que depende exclusivamente de la conciencia de los periodistas y los lectores", son postulados difíciles de seguir quizá, pero el mayor obstáculo de la prensa actual es su apatía, su falta de formación, su indiferencia por el saber como un bien en sí mismo.
Después de todo, buena parte de la prensa tiene conflicto de identidad: no sabe bien si desea ser juez o parte. O juez, parte y la máquina de hacer chorizos.