30.3.18

Dos galaxias

Muma es magra y se cuela entre los barrotes de la reja. Sale y hocica el árbol de la vereda y los yuyos y todos los verdes. Se detiene y sigue a la pesca de otros olores. La zanja, los verdes vecinos, las otras puertas...

Mientras, Perón la mira desde este lado. Apenas puede sacar sus patas delanteras al exterior. No emite gruñido. No ladra.Sé -será que lo humanizo?-, que también desea liberarse.

Entonces Muma vuelve a casa. Le abro el portón. Y como quien no quiere y teme amar mal, le cedo el paso a Perón que se gana la calle con hambre, con energía, con el ímpetu de quien se guardó días y días el anhelo.

Va de una esquina a la otra. Cuando corre se le notan los músculos perfectos. Todo él es belleza. Corre hasta agotarse. Y vuelve a casa. 

La libertad de aquel que no soy yo me hace feliz
No sé si es poco o mucho. Es.










Dos galaxias - Él mató