Esta Semana de Mayo es más que especial.
Tengo tanto qué contar!
Aquí parte de una nota de Adrián Paenza en Página 12
Hace 50 años, en lo que se conoció con el nombre de la Edad de Oro de la universidad argentina –entre 1958 y 1966– en esta facultad, Exactas (mi facultad, su facultad, la facultad de todos) liderada por dos hombres memorables, Rolando García y Manuel Sadosky, se creó el Instituto de Cálculo. Allí se instaló Clementina, la primera computadora académica de Latinoamérica, destinada a resolver problemas numéricos que provenían del sector científico, pero también del sector productivo (como Ducilo y Fiplasto). Más aún: fue un proyecto que involucró a diversas universidades nacionales, el Servicio Meteorológico Nacional, la Comisión de Energía Atómica..., en fin, el país se unía para aprovechar del Instituto de Cálculo en general y de Clementina, en particular.
Todos los que pasamos por Exactas UBA, y en particular por el Departamento de Cálculo, nos sentimos orgullosos de haber sido testigos del funcionamiento de un “monstruo” que ocupaba dos habitaciones. Lo curioso es que lo que Clementina hacía hace cincuenta años, hoy se puede hacer a una velocidad que es prudente no comparar, con una calculadora científica cualquiera que cabe en la palma de una mano.
Pero hay un problema. No hay más lugar. Es tan sencillo como eso. Y todo empieza a estar desactualizado y camino a la obsolescencia.
Y ahí es donde aparece (y lea bien) “Cero más Infinito”, el proyecto del nuevo edificio que analizarán Cristina Kirchner y su gabinete de ministros especializados en el área. La propuesta involucra aportes privados (como el del Dr. Sebastián Ceria, líder de una de las empresas de software de nivel internacional) y del célebre arquitecto Rafael Viñoly, reconocido mundialmente por sus obras destinadas tanto a ámbitos culturales como científicos y educativos. “Cero más Infinito” será la nueva casa para el Departamento de Computación, el de Ciencias de la Atmósfera y del Instituto de Cálculo.
Pero más importante aún, “Cero Más Infinito” será el lugar de interdisciplina en donde el país apostará a desarrollar científicos en áreas críticas, como ingeniería de software, bioinformática, climatología y matemática aplicada. Este país, que en muchos sentidos está “reinventándose”, que apunta a las direcciones correctas, necesita hoy de la decisión política para concretar este proyecto: si la Argentina se prepara para competir en el mundo con el poder que otorga el conocimiento, necesitamos ampliar nuestras bases y fundamentos, y lograr que los científicos y técnicos que formamos acá en la universidad pública y gratuita, no se vayan. Mostrémosles a nuestros hijos (y a los futuros ciudadanitos que habiten nuestro suelo) que el país nos importa. Y que para concretar las políticas de Estado revolucionarias y progresistas, hace falta abonar, proteger y crear conocimiento. De eso se trata: de que después de 50 años Clementina tenga lugar para sus hijos.
Esto también es parte de esta Dékada Ganada.
Esta mañana fue a la radio el referente del Programa Nacional de Lectura.- delegación Chaco.
Se llama Oscar Yaniselli.
Y cuando habla de su trabajo se ilumina.
Está claro que no es su trabajo sino su pasión.
Dice que en los últimos cinco años se han repartido más de 2 millones de libros en la provincia, que se suman a los 67 recibidos durante toda nuestra historia.
Dice también que en breve, cada aula, de cada escuela, de cada nivel educativo, tendrá su propia biblioteca. Con los textos de los autores más destacados, pensados para cada comunidad.
Porque leer es sumar oportunidades.
Es un acto de solidaridad.
Leer en voz alta nos involucra en un momento íntimo y personal.
Porque, como dice Mempo, leer abre los ojos.